Seguramente querrá pasar la mayoría de los días en la playa de Grand Residences o practicando esnórquel en el arrecife mesoamericano, pero cuando su espíritu de viajero se apodere de usted y esté listo para ir a explorar, aquí le presentamos tres ideas de excursiones y su Concierge tiene muchas más aventuras inolvidables preparadas para usted.
Chichen Itzá por la noche
¿Ha presenciado el misterio de Chichen Itzá de noche? Los sonidos de la selva, un cielo despejado lleno de estrellas y los antiguos tempos y máscaras de piedra iluminadas por la luz de la luna son inolvidables y encima de todo esto, el espectáculo de luces Noches de Kukulkán es increíble.
Tome un tour por la tarde a Chichen Itzá y explore a su paso, disfrute una cena ligera y vuelva a la ciudad antigua por la noche para ver el increíble show 3D de video mapping Noches de Kukulcán. Los templos de la Gran Plaza se iluminan de diferentes colores y la Pirámide de Kukulcán es el telón de fondo para la historia de la creación maya.
Si prefiere explorar Chichén Itzá a su propio ritmo, ¿por qué no renta un coche y hace una parada en la ciudad colonial de Valladolid en el camino? También podría visitar algunos cenotes, ya que abundan en el paisaje de Yucatán del este. Zaci, Dzitnup, Samula y Hubiku en la zona de Valladolid son algunos de los favoritos, así como Ik-Kil, que queda muy cerca de Chichen Itzá. Otra opción es un tour a un sitio arqueológico más pequeño, Ek Balam, por la mañana. Está a solo 20 minutos al norte de Valladolid, así que puede volver ahí para la comida y después ir rumbo a Chichen Itza para pasar la tarde.
Pase el día en Akumal
Akumal, un favorito de siempre para las familias en la Riviera Maya, es una hermosa playa llena de palmeras. La bahía está protegida por un arrecife de coral y el agua es poco profunda, tranquila y cristalina, por lo que es un lugar ideal para llevar a los niños.
Disfrute el día y construya castillos de arena con lo niños (también pueden construir pirámides mayas, peces y tortugas), o practique esnórquel en la bahía. Verá una variedad de peces de todos colores e incluso puede ver tortugas, lo que le dio su nombre a este lugar idílico. En maya, Akumal significa “lugar de las tortugas”.
Compre artesanías mexicanas, textiles, joyería y pinturas evocadoras de Akumal y de sus tortugas marinas de un pintor local en las tiendas y galerías agrupadas debajo de las palmeras a pocos pasos de la bahía.
Si tiene hambre, encontrará mariscos, tacos, ensaladas deliciosas, sandwiches, pasteles caseros y helados en el menú.
A un corto trayecto sobre la carretera al norte de la playa de Akumal, está Half Moon Bay, una bahía rocosa donde el arrecife se acerca a la costa. También es un buen lugar para practicar esnórquel y las vistas son maravillosas. Hay un bar tropical de playa con columpios, hamacas, miradores bajo palapas y mesas y bancas hechas de troncos de árboles. Ordene una bebida y admire la vista. El agua es tan cristalina que a veces puede ver a las tortugas que salen a respirar y rayas y peces loro nadando en el agua poco profunda.
Siga por la carretera de la costa más al norte a las orillas de Yalkú, una caleta de aguas cristalinas color turquesa que se llena constantemente de agua que proviene de los cenotes y ríos subterráneos, a lo que debe su temperatura fría y refrescante.
Una variedad de peces de arrecife coloridos se alimentan y se reproducen entre las raíses de los mangles y las rocas sumergidas en la laguna. Tan pronto se sumerja en el agua, estará rodeado de píntanos curiosos. Póngase su visor y comience a nadar y en muy poco tiempo podrá observar peces cirujanos, mariposa, ángeles y catalinetas, entre otros.
Una cooperativa local administra Yalkú y cobra una tarifa de admisión. Se cuenta con chalecos salvavidas, baños y un pequeño café al aire libre.
Visite las haciendas de la península de Yucatán
Viaje en el tiempo a finales del siglo XIX y aprenda acerca del henequén, el agave local que tuvo un auge económico en Yucatán tan extraordinario que a esta planta milagrosa la comenzaron a llamar “oro verde”. Con ella se producía una fibra dura para hacer cuerda y yute, y su demanda internacional se disparó con la mecanización agrícola. Se hicieron fortunas de la noche a la mañana y los dueños de las haciendas de Yucatán se apresuraron para dedicar más terreno al cultivo de esta cosecha tan lucrativa.
Una manera de aprender más sobre el patrimonio del henequén de la zona es tomar un viaje que combine una visita a las haciendas con un recorrido por Mérida. Durante el boom del henequén, se dice que en esta ciudad vivieron más millonarios que en cualquier otra ciudad del mundo. Todavía puedes ver las opulentas mansiones de los barones del henequén en Paseo Montejo, el boulevard inspirado por los Campos Elíseos de París y los impresionantes monumentos municipales, como el Teatro Peón Contreras.
La segunda parte de este tour te lleva a la Hacienda Sotuta de Peón, una hacienda de henequén que opera todavía a 35 kilómetros al sur de la ciudad en el distrito Tecoh (de vuelta después de la ciudad de Itzincab) a lo largo de la Ruta de los Conventos.
La visita a Sotuta incluye un paseo por los campos en un vagón de caballos tradicional para ver cómo se siembra y cosecha el henequén. Los trabajadores del cuarto de máquinas les muestran a los visitantes cómo se trituran las hojas para extraer la fibra, se seca y se peina antes de tejerse en cuerdas y cordeles, utilizadas para hacer bolsas y esteras. Durante el siglo XIX, la fibra se empacaba en fardos para transportarse por ferrocarril al puerto costero del Golfo de Sisal de dónde se envía al extranjero.
Los visitantes también pueden caminar por las habitaciones restauradas de la casa de la hacienda que todavía está decorada con el mobiliario, la porcelana francesa, la cristalería y el arte originales. Vea una casa tradicional maya y nade en las aguas cristalinas del cenote Dzul-Há.
Otra hacienda que puede visitar por su cuenta sin tomar un tour es la Hacienda Teyá, a 12.5 km de la ciudad de Mérida en la carretera 180.
Fundada en 1683, Teyá era un castillo y hacienda de maíz. Inusual para la época, la dueña fue una mujer, Ildefonsa Antonia Marcos Bermejo Calderón y de la Helguera, la esposa del Conde de Miraflores.
Teyá se dedicó al henequén en el siglo XIX y sus prósperos dueños realzaron la hacienda con características neoclásicas, que también se incorporaron en los edificios externos, especialmente, el cuarto de máquinas.
En la década de 1970, Teyá estaba desierta, abandonada y a la venta. Un hombre de negocios de Mérida, Jorge Carlos Cárdenas Gutiérrez fue a ver la propiedad en 1974 y se enamoró de ella. La compró y cuidadosamente comenzó a restaurar los huertos y jardines con su familia, y finalmente comenzó con la casa y los demás edificios en 1985.
Famosa por su restaurante que sirve cocina yucateca, Teyá también es un lugar favorito para bodas, convenciones y otros eventos especiales. Cuenta con dos capillas, cuartos para cocteles y banquetes y hermosos jardines. El cuarto de máquinas de 1905 se transformó en una alberca de día y, por las tardes, en un magnífico salón de eventos nocturnos.
Para obtener ayuda en la organización de sus viajes en el Caribe mexicano y el estado de Yucatán, comuníquese con su Concierge.