El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reveló que arqueólogos y buzos que exploraban un cenote en la zona de Puerto Morelos descubrieron el cráneo de una nueva especie de perezoso terrestre gigante prehistórico que data del Pleistoceno tardío, entre 10,647 y 10,305 años atrás.
El equipo de buceo de la expedición ha cartografiado las profundidades del cenote Zapote en la Ruta de los Cenotes cuando el descubrimiento se hizo en 2010, pero no fue hasta 2014 que se retiraron algunos huesos y garras para su análisis y datación.
Antes de que el análisis pudiera comenzar, tenían que secarse los huesos, un proceso lento llevado a cabo en cámaras selladas en las que la humedad, la luz y la temperatura se controlan cuidadosamente las 24 horas del día. Después de tres años de estudio, los resultados revelaron que el perezoso es una nueva especie nunca antes vista, se le dio el nombre Xibalbaonyx oviceps, una alusión a Xibalba, el Inframundo Maya.
El esqueleto se encontró a una profundidad de entre 50 y 55 metros y los expertos creen que el perezoso gigante pudo haber caído y muerto cuando el cenote estaba seco o cuando el nivel del agua era mucho más bajo.
El aumento del nivel del mar durante el periodo del Holoceno Temprano hace 10,000 años causó la inundación de los sistemas de cuevas y cenotes en la península de Yucatán. Se convirtieron en cápsulas del tiempo, preservando los huesos de los animales prehistóricos y los primeros pobladores humanos de la zona. A la fecha, se han encontrado los huesos de otros 14 perezosos en 11 cuevas, sin embargo, aún no se han identificado.
Los perezosos terrestres gigantes se originaron en Sudamérica pero emigraron hacia Norteamérica hace nueve millones de años. Hace tiempo, un mar separaba a Norte y Sudamérica, y se cree que nadaron a través del Caribe de isla en isla y también entre las islas que forman lo que ahora es Panamá y Centroamérica. Se necesitan más estudios sobre la migración de los perezosos, las barreras geográficas a las que se enfrentaron y su evolución.
[Fuente: INAH]
Cortesía de Vicente Fito, INAH